Me gustaría empezar el artículo haciendo hincapié en que ojalá no tuviésemos que diferenciar entre estudiar y realizar un examen. Pero habitualmente la realidad no guarda apenas relación con nuestras ideas preconcebidas.
De esta manera, muchas más veces de los que quisiéramos, nos encontramos con que hemos ido atendiendo perfectamente a lo largo de una asignatura, entendiendo los conceptos y llevando el material al día, es decir, que creemos que estamos preparados bastante bien para realizar el examen, y aún así, cuando nos hallamos frente al correspondiente examen todo nos parece desconocido.
¿Por qué ocurre esto? Simplemente porqué no es lo mismo estudiar entendiendo una asignatura, que estudiarla conociendo lo que se va a esperar de nosotros en un examen.
Quiero remarcar que la primera parte es condición necesaria para afrontar un examen, hay que estudiar la asignatura y entenderla principalmente. Ahora bien una vez llevado a cabo este paso, ¿qué podemos hacer para que a la hora de enfrentarnos al examen podamos conseguir mejores resultados? Os dejo algunas ideas que considero relevantes:
1. Buscar exámenes de otros años:
Cuanto más recientes mejor, pero si además podemos conseguir tres o cuatro exámenes de cursos anteriores, muchísimo mejor. Conseguir exámenes de años anteriores nos ayudará a ver cómo es el tipo de examen con el que nos encontraremos. Por ejemplo:
- Si es tipo test, si serán únicamente ejercicios prácticos o será más teórico, que proporción y peso tendrán en la puntuación los teoremas y las cuestiones, etc.
- La dificultad o el nivel que se espera de nosotros. Realizar cuestiones de otros años nos ayuda a entrenar y ver si realmente entendemos la asignatura, además de ver si somos capaces de desarrollar los conceptos por nosotros mismos.
- Poder saber cuáles son los teoremas que más suelen preguntar y así hacer más hincapié en ellos. En los exámenes prácticos puede ser de utilidad ver que ejercicios “tipo” salen para practicarlos hasta que los realicemos con soltura.
2. El profesor que nos va a corregir:
La verdad es que si hacemos las cosas bien no deberíamos de tener problemas en este apartado, aun así hay profesores más exigentes que otros y eso lo debemos tener en cuenta. Podemos plantear ciertas cuestiones directamente al profesor o a alumnos hayan cursado con el mismo, como por ejemplo:
- Si a la hora de realizar una demostración nos exigen que conozcamos la que se ha realizado en clase, o resulta válida cualquier demostración, siempre que sea correcta.
- Si hay que redactar con más o menos detalle cada paso que realicemos tanto en las demostraciones como en las cuestiones.
- Si además de la demostración principal se han de demostrar los resultados previos utilizados.
3. Ser rigurosos con lo que escribimos:
Ya comentamos en artículos anteriores la importancia de creer en nosotros mismos para comenzar a demostrar, pero además de ello hemos de convencer a la persona que nos corrige, demostrándole que sabemos lo que estamos escribiendo, y de que las ideas mágicas no han aparecido en sueños o han sido copiadas. Aquí si escribimos siempre será diferente a escribir un y eso puede significar dar a entender si sabemos lo que estamos demostrando o no, es decir, puede ser la diferencia entre tener la puntuación completa en teorema o directamente tener un cero en ese apartado.
4. Gestión del tiempo dentro del examen:
Hacer una revisión previa del examen leyendo bien las preguntas nos ayuda a identificar cuales podemos contestar más rápido y cuales pueden llevarnos más tiempo. No hay que asustarse si a priori hay cuestiones que nos parecen muy difíciles o no entendemos que es lo que nos están preguntando, éstas las dejaremos momentáneamente para contestar todas aquellas que sabemos resolver bien. Una vez hayamos solucionado las que nos sabíamos con total seguridad, podemos ir eligiendo según la dificultad, y si en algún momento nos sentimos atascados apartamos la pregunta para volver más tarde y comenzamos otra nueva.
Lo importante es entender que aunque normalmente hay tiempo de sobra, si dedicamos demasiado tiempo a las preguntas que más nos cuestan podemos llegar a no realizar otras que nos pueden ayudar a aprobar, por lo que es necesario concentrarse primero en éstas. Lo segundo más importante es que pese a que en un primer momento puedan resultarnos difíciles algunas cuestiones, muchas veces son más simples de lo que creemos y no es necesario buscar estrategias complicadas para resolverlas.
5. Analizar los resultados obtenidos:
No siempre es posible saber si tenemos una pregunta bien o no, pero sin obsesionarnos con ello, podemos comprobar si tienen sentido los resultados obtenidos. Por ejemplo, si obtenemos una probabilidad negativa o superior a uno es que hay algún paso que hemos realizado mal, si estamos calculando volúmenes o áreas las integrales han de ser positivas siempre, etc.
6. Postura, cansancio, respiración, y preocupación.
Hasta ahora todas las recomendaciones que hemos propuesto podríamos decir que son más técnicas, pero ¿puede jugar a favor o en contra el ambiente que nos rodea? La respuesta es un rotundo sí.
- Es importante mantener una postura correcta a la hora de sentarnos, ya que estaremos alrededor de una a cuatro horas realizando el examen. El hecho de permanecer en una postura inadecuada puede producirnos, entre otras cosas, dolor de espalda o de riñones, lo que puede hacer que nuestra atención se focalice en el dolor y no en la tarea que estamos realizando, perdiendo concentración. El tipo de ropa con la que acudimos no es menos importante, necesitamos sentirnos cómodos así como mantener una temperatura corporal apropiada. Llevar una manga corta debajo o una chaqueta de repuesto nos puede ayudar a evitar verdaderas incomodidades ocasionadas por el calor o el frío.
- Gestionar el cansancio en ciertas ocasiones nos resulta muy complicado, pero hemos de intentar llegar descansados y bien alimentados. Nos puede resultar de gran ayuda llevarnos una botella de agua para mantenernos bien hidratados, un aspecto fundamental en nuestra concentración.
- La respiración también juega un papel muy importante, aunque nos cueste creerlo. A través de ella podemos gestionar el estrés al que nos enfrentamos, ayudar al cuerpo a oxigenarse y coger fuerzas para pasar de una cuestión a otra. Respira de manera consciente y profunda, esto te proporcionará un plus de energía para seguir.
- La preocupación en cierta medida puede ser una aliada antes de los exámenes pero también un verdadero enemigo cuando los estamos realizando. A priori puede ayudarnos a esforzarnos más y trabajar más duro, pero una vez estamos realizando el examen ya no nos resulta de provecho. Lo que hemos aprendido bien nadie nos lo quita, pero ya no podemos hacer nada por lo que no hemos podido estudiar con más profundidad. Así que en vez de lamentarnos por lo que no hemos realizado o intentar aprender de manera rápida un montón de cosas que no nos ha dado tiempo, hemos de intentar trabajar la confianza en notros mismos, sentirnos optimistas y motivarnos para que lo que sepamos lo realicemos bien.
Como siempre comentaros que aquí os dejamos tan solo algunos consejos que consideramos de utilidad, y cada uno de nosotros de manera particular los tendrá más o menos controlados. Os invitamos a que a través de comentarios tanto aquí como en Facebook nos deis los vuestros propios consejos ya que éstos son solo algunos de una grandísima lista que se podría escribir.
Post realizado por Thais Ávila Valverde
Really enjoyed reading ur blog. bfedekaegddd
I’m extremely impressed with your writing skills and also with the layout on your weblog. Is this a paid theme or did you modify it yourself? Either way keep up the excellent quality writing, it is rare to see a great blog like this one nowadays.. gdekdkafbkfe
Hi, anyone paid us to write this blog ;), we are ex-student of Math degree, and We were thiniking anyone have written about the relationship between Math and this kind of skills, so we decided to do it.